lunes, 2 de noviembre de 2009

Con el permiso de Don Ata…


La idea del nombre del blog nace de uno de los textos más lindos que nos ha dejado Atahualpa Yupanqui, “El canto del viento”.
En él explica de una manera admirable como el Viento va recogiendo sonidos, palabras, rumores de nuestra tierra, y las va guardando en una inmensa e invisible bolsa. El grito, el canto, el silbo, el rezo, toda la verdad cantada o llorada por los hombres, los montes y los pájaros van a parar a la hechizada bolsa del Viento.
Siendo hijo de tierra de Vientos, me siento Viento también, y esta es mi bolsa donde iré guardando, para enseñar y no perder, las cosas que en mi andar llevo.


Rincon del curioso: "EL CANTO DEL VIENTO" (ATAHUALPA YUPANQUI)

Corre sobre las llanuras, selvas y montañas, un infinito viento generoso.
En una inmensa e invisible bolsa va recogiendo todos los sonidos, palabras y rumores de la
tierra nuestra. El grito,. el canto, el silbo, el rezo, toda la verdad cantada o llorada por los
hombres, los montes y los pájaros van a parar a la hechizada bolsa del Viento.
Pero a veces la carga es colosal, y termina por romper los costados de la alforja infinita.
Entonces, el Viento deja caer sobre la tierra, a través de la brecha abierta, la hilacha de una
melodía, el ay de una copla, la breve gracia de un silbido, un refrán, un pedazo de corazón
escondido en la curva de una vidalita, la punta de flecha de un adiós bagualero.
Y el viento pasa, y se va. Y quedan sobre los pastos las "yapitas" caídas en su viaje.
Esas "yapitas", cuentas de un rosario lírico, soportan el tiempo, el olvido, las tempestades.
Según su condición o calidad, se desmenuzan, se quiebran y se pierden. Otras, permanecen
intactas. Otras, se enriquecen, como si el tiempo y el olvido -la alquimia cósmica- les hicieran
alcanzar una condición de joya milagrosa.
Pero llega un momento en que son halladas estas "yapitas" del alma de los pueblos. Alguien
las encuentra un día. ¿Quién las encuentra? Pues los muchachos que andan por los campos
por el valle soleado, por los senderos de la selva en la siesta, por los duros caminos de la
sierra, o junto a los arroyos, a junto a los fogones. Las encuentran los hombres del oscuro
destino, los brazos zafreros, los héroes del socavón, el arriero que despedaza su grito en los
abismos, el juglar desvelado y sin sosiego.
Las encuentran las guitarras después de vencido el dolor, meditación y silencio transformados
en dignidad sonora. Las encuentran las flautas indias, las que esparcieron por el Ande las
cenizas de tantos yaravíes.
Y con el tiempo, changos, y hombres, y pájaros, y guitarras, elevan sus voces en la noche
argentina, o en las claras mañanas, o en las tardes pensativas, devolviéndole al Viento las
hilachitas del canto perdido.
Por eso hay que hacerse amigo, muy amigo del Viento. Hay que escucharlo. Hay que
entenderlo. Hay que amarlo. Y seguirlo. Y soñarlo. Aquel que sea capaz de entender el
lenguaje y el rumbo del Viento, de comprender su voz y su destino, hallará siempre el rumbo,
alcanzará la copla, penetrará en el Canto.

3 comentarios:

  1. Muy bueno San, LA BOLSA DEL VIENTO!!!!
    ya tenes un seguidor
    nos veremos por los caminos del viento
    Abrazo de Gol del CTE MAPFRE

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  2. Me gustó Santi lo que pusiste para empezar tu blog. Además me sentí tocado por lo de "lejanía con otros", así que acá también vas a tener un seguidor, dondequiera que me halle.
    PD: Espero con ansias la fábrica de Seda...

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  3. Buena onda Murga,y esta bien que te hayas sentido identificado con eso.
    Arriba a la derecha tenes un boton que dice seguir, lo tildas y sos un seguidor mas. Yo lo iba a hacer en el tuyo hasta que lo abri.
    Abrazo y se vienen los avances de la fabrica.

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